martes, 25 de febrero de 2014

Reflexión de biblioteca (IV)

La siguiente reflexión está planteada en el libro "Aprendizaje y eseñanza en el siglo XXI: pautas para el desarrollo profesional del profesorado" (E. Chocarro de Luis, C. Gonzalez-Torres, A. Sobrino Morrás, 2011) en la página 85, a partir del test de "Assessment learner centered practice".

Mis puntuaciones en las subescalas 1 y 3 son 3 y 2,4 respectivamente, por lo que han sido muy homogéneas teniendo en cuenta que las medias para la escala 1 era de 3,2 y para la escala 3 de 2,4. La puntuación de la escala 2 de 1,2 es la que dista de su media óptima de 2,3. Esto quizás sea producido por mi inexperiencia como profesora y en calidad de actual alumna de Pedagogía. Ya que esta escala medía las creencias no centradas en el enfoque centrado en el alumno sobre los alumnos. La mayoría de ítems que se correspondían con dicha subescala eran afirmaciones sobre alumnos "difíciles" e igual ha influido mi consideración sobre que precisamente sobre estos alumnos se demuestra la calidad de la educación que se imparten en las aulas. Pero reflexionando sobre esta cuestión, en una clase los alumnos "difíciles" son minoría y hay que mirar por el resto de alumnos que conforman la mayoría. No es fácil realizar esto, igual, repito por mi inexperiencia, pero creo en una educación centrada en el alumno y su aprendizaje. Por lo que igual, aunque suponga más trabajo, hay que dar con la forma en la que el alumno "difícil" se convierta en "dócil", y se integre en el grupo mayoritario. Pero siempre con la perspectiva de que nosotros vamos a ser los responsables de esa mejora, nosotros vamos a ser el trampolín que les impulse, ese bastón que les ayude a caminar... Espero que esto se corresponda con la idea de buen profesor, al menos con la mía si. Aunque repito, yo no estudio magisterio.

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